Habían pasado 3 años desde que decidieron que lo mejor sería seguir cada quien con su camino.
36 meses de haber terminado su historia.
1,095 días en los cuales ni siquiera se habían visto.
Ella estaba tan ocupada con su nuevo trabajo que no tenía tiempo para nada; aunque algunos días se permitía dejar sus deberes a un lado y echar un vistazo a todas las fotos y cartas que guardó en esa caja que le faltaron fuerzas para tirar. Algunos días se preguntaba qué sería de él, algunos días lo extrañaba.
Él se la había pasado viajando por todo el mundo, conociendo nuevos lugares y nuevas mujeres, escribiendo una nueva historia, borrándola a ella de cada capítulo. Obviamente él no tenía tiempo para recordar todas esas veces en las que se le olvidaba el mundo mientras veía sus ojos, seguramente él no la extrañaba. O al menos eso pensaba ella.
Al verlo ahí parado, sintió que le faltaba el aire. "¿Por qué se tiene que dejar la barba así, como me gusta?" es lo único que pasaba por su mente, hasta que sintió el pellizco de su amiga. "Está igualito," le susurró.
Y sí, parecía ser el mismo, fruncía el ceño de la misma manera, tenía las manos en las bolsas del pantalón como acostumbraba y traía cara seria como siempre. Parecía ser la misma persona de la que se había enamorado años atrás, la misma persona que la dejaba sin aliento y terminó llevándose todo lo demás con su partida.
"Todo es tan diferente ahora," dijo tan bajo, que nadie logró escucharla. Y de repente empezó a sentir un hormigueo en todo el cuerpo, mientras recordaba como era todo tres años atrás, ¿cómo era posible que la persona que la vio en todas las formas en las que una persona puede ser vista, ahora la hiciera sentir tan, pero tan vulnerable con su simple presencia? ¿cómo era posible que después de aprenderse de memoria cada parte de su ser, ahora fueran como dos completos desconocidos?
Y es que, él había sido el único capaz de hacerla sentir la persona más fuerte del mundo y también el que podía derrumbarla en cuestión de segundos. Había estado con otros después de él, pero ninguno había sido lo suficientemente digno de su tiempo, y en cambio a él le podía dedicar todas sus horas, sin pensarlo dos veces.
Habían pasado 3 años desde que decidieron que lo mejor sería seguir cada quien con su camino.
36 meses de haber terminado su historia.
1,095 días en los cuales ni siquiera se habían visto.
Él decidió irse lejos, porque cada rincón de esa ciudad le recordaba a ella, y no podía, no podía soportar el hecho de revivir constantemente el haberla perdido. Fue ingenuo de su parte, el pensar que un lugar extraño y el aroma de personas desconocidas, podrían enterrar lo que sentía dentro. Nada podía engañar al corazón, la seguía extrañando, la seguía amando.
Y ella, bueno claramente ella había seguido con su vida, con ese trabajo que no tenía nada que ver con las metas que se había planteado años atrás. Pero ¿qué más daba? Después de todo, seguramente ella ya ni siquiera se acordaba de todos esos sueños que tuvieron juntos, de todas esas veces que se juraron un 'para siempre'. O al menos eso pensaba él.
Al verla ahí sentada, sintió que se le iba a salir el corazón del pecho y empezó a reírse de lo que decía su amigo, intentando disimular. Pero éste notó perfectamente lo que estaba pasando "fuiste un completo idiota al dejarla ir," le dijo. "Siempre pensamos que serían los primeros en casarse y mírense ahora."
No pudo evitar ponerse a pensar en esto último que le dijo. Parecía haber sido ayer cuando eran tan inseparables, tan irrompibles. Tenían tantas metas que era como si tuvieran todo el tiempo del mundo en sus manos y al menos cuando se miraban a los ojos, se lo querían creer.
"Sigue estando hermosa," se dijo a sí mismo. "¿En qué momento terminó todo?" no podía encontrar una respuesta lo suficientemente buena. Y mirando todo el panorama, era como si el tiempo hubiera regresado y ella siguiera siendo suya; pero en el fondo sabía que ya no tenía ese derecho desde hace mucho tiempo, ¿y cómo es que se pudieron perder después de todo, después de tanto?
Cruzaron un par de miradas por algunos minutos y entonces ella decidió acercarse a él.
"Te siguen brillando los ojos," le dijo.
"Y a ti te siguen temblando las piernas," contestó él.
Habían pasado 3 años desde que decidieron que lo mejor sería seguir cada quien con su camino.
36 meses de haber terminado su historia.
1,095 días en los cuales ni siquiera se habían visto.
Y sin embargo, lo que sentían el uno por el otro, seguía intacto.
— m.f. // Fragmento de un libro que tal vez escriba #6
// Reencuentros
// Reencuentros
No hay comentarios:
Publicar un comentario