No me invites a tomar,
que me pongo necia,
que me pongo sincera,
que al tercer shot se me suelta la lengua
y se me da por decirte que tu voz es el sonido más bonito que he escuchado.
Que soy fan #1 de tu risa escandalosa,
que me encanta como se te entrecierran los ojos cada que sonríes
y que le he estado rezando a no sé cuántos dioses
para ver si se me hace el milagro de algún día ser yo la razón de esa sonrisa.
No me invites a tomar,
que se me sale decirte que me gusta hasta la forma en la que parpadeas,
que se me olvida que existe maldad alguna en el mundo cuando estoy contigo
y que la idea de contar tus lunares me endulza el café por la mañana.
Que tengo un montón de cartas escritas a tu nombre,
que en tu espalda deben verse bien los amaneceres
y que tienes el corazón más bonito que he conocido.
No me invites a tomar,
que al quinto shot te acuso
de amarre,
de toloache,
de brujería
y de todo lo que me sirva para justificar que he perdido la razón desde que te vi.
Y al décimo,
mi vida,
al décimo shot probablemente me llene de valor
y te confiese todo eso que gritan mis ojos cuando te ven.
— m.f. // No me invites a tomar
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