sábado, 12 de noviembre de 2016

Las dos caras del amor

Enamorarte no es nada como lo que te dicen en las películas; en esas dos horas todo parece ser tan fácil, tan perfecto... Tan completamente falso.
Enamorarte de alguien es lo peor que te puede pasar. Pero también lo mejor que puedes llegar a experimentar.
Enamorarte es sentir que su presencia en verdad marca la diferencia entre tener un buen día o uno malo. Enamorarte es sentir que sus apodos son tu verdadero nombre y que amarlo es tu profesión ideal, para lo que naciste. 
Enamorarte es sentir mariposas y atardeceres, pero también terremotos y tormentas; todo junto, acumulándose en tu pecho, hasta que sientes que vas a explotar por sentir demasiado. Enamorarte es comprender que las explosiones de estrellas son una delicia visual.
Enamorarte es hacerte preguntas que no tienen ninguna respuesta y sentir latidos que amenazan con romper tu caja torácica con tal de ser escuchados. Enamorarte es acostumbrarte a la taquicardia que sufre tu corazón cuando él te toca.
Enamorarte es mirar el techo en la madrugada, preguntándote por qué lo dejaste entrar en tu vida, por qué permitiste que viera los rincones más oscuros de ti, cuando en cualquier momento podría huir y llevarse tus secretos con él, sin siquiera mirar atrás. Enamorarte es confiar en que no lo hará, en que cumplirá todas y cada una de sus promesas.
Enamorarte es ser apuñalada un millón de veces cuando sientes que podrían separarse. Enamorarte es volver a nacer cada vez que te sonríe.
Enamorarte es sentir cada una de las despedidas que has tenido a lo largo de tu vida dichas al mismo tiempo, cada vez que él se va. Enamorarte es encontrar en él todas tus cosas y momentos favoritos.
Enamorarte es ahogarte en sus ojos y ser rescatada por sus pestañas cada vez que él te mira. Enamorarte es sentirte insultada cuando otros ojos que no son los suyos te voltean a ver.
Enamorarte es dejar que tus manos tracen líneas y caminos a través de nuevos territorios. Enamorarte es enseñar y dejar que te enseñen; a querer, a perdonar, a aceptar tus errores, a volver a confiar en otro ser.
Enamorarte es llegar siempre tarde a tu casa, porque las horas que pasas con él nunca parecen ser suficiente. Enamorarte es reír en la madrugada como si volvieras a tener cinco años y susurrarle "Te amo, te amo, te amo" al oído.
Enamorarte es confuso, destructivo y agotador. Pero es hermoso, mágico y progresivo, también.
Es importante saber que el amor no siempre va a estar ahí cuando lo necesites. El amor no siempre va ser fácil, práctico o conveniente... Pero cuando lo has encontrado, tienes que luchar por él; porque si no lo haces, te arriesgas a perderlo absolutamente todo.

— m.f. // Las dos caras del amor

No hay comentarios:

Publicar un comentario