Y aunque parezca, no fuiste una historia breve. Yo te pensé mucho antes de que me respondieras tu nombre. Y no, no hay nada de extraño en eso. Porque desde el primer momento en que te vi, comprendí que estábamos vinculados. Que algo infinitamente perdido y distante seguía, sin embargo, uniéndonos.
Siempre fuiste importante. Nunca sabrás cuánto porque eso no se mide, ni se dice. Sólo se siente. Y no, nunca estuve enamorada de ti. Me hubiera gustado llegar a sentir algo así. Pero quizás nos conocimos en el momento equivocado. Cuando yo no buscaba nada y en cambio tú, buscabas todo. Y así nos fuimos acercando a esto que tenía que ocurrirnos algún día. Cuando tú comprendieras que yo no te iba a dar más que una parte de mi tiempo y de mi vida.
Si no me dices adiós, te entiendo. Las despedidas no son fáciles. Es más, dolería más. Me sentiría más miserable de lo que ya me siento. Porque cuando te fuiste, se fueron también contigo una cantidad enorme de ilusiones. De promesas y planes sin cumplir. De preguntas sin respuesta. De cosas que me quedé con ganas de decirte.
Nunca quise asustarte o hacerte sentir mal. Yo sólo quise ser sincera. Y no, no creo que haya sido apresurado todo lo que dije. La vida es demasiado corta como para andarse tragando sentimientos que luego quizás no puedas decir.
Si algún día necesitas de alguien, yo siempre estaré aquí. Te escribo esto con un par de lágrimas en los ojos. Lágrimas que más que nublar la vista, nublan el corazón. Nunca supe lo que sentías. Pero sé que en el fondo de tu alma, se esconde una gran persona. Seguirás en mi corazón. Siempre serás lo más bonito que nunca tuve. De eso no tengo duda alguna. Y sé también, que de todos los caminos que no recorrí, el tuyo será siempre del que más me preguntaré.
Y quién sabe, tal vez algún día te acuerdes de mí. No por mis manos, mi cuerpo, mi risa o mi voz. Te acordarás de mí por cómo te hacía sentir. Y puede que yo me olvide de ti. O no. O todo lo contrario. Quizás te diga que he dejado de quererte. Aunque siga queriéndote con todas mis fuerzas.
Lograste hacer en días lo que otros no pudieron hacer en años: lastimarme. Y yo intenté hacer contigo lo que otras ni siquiera imaginaron: volverte inmortal con mis palabras. Y carajo, qué estúpidos fuimos.
— m.f. // Palabras a un extraño
No hay comentarios:
Publicar un comentario