El patán: guapo, sonrisa perfecta, mirada penetrante, ego hasta el cielo. Sabe exactamente qué decir y cuándo decirlo para que caigas a sus pies. Parece que lleva años estudiándote, porque conoce perfectamente cada una de tus debilidades. Con sólo verte a los ojos te hace pensar que eres "privilegiada" porque entre tantas mujeres, se fijó en ti. Hasta que te das cuenta que no es nada más que un niño lleno de inseguridades y miedos... y no puedes evitar sentir lástima por él.
El mejor amigo: lo conoces mejor de lo que él se conoce, has visto cada una de sus etapas y escuchado cada una de sus historias. Es alguien con quien sabes que puedes contar siempre, te sientes segura a su lado. Lo ves como a un hermano... hasta que un día las cosas cambian y los sentimientos se mezclan. Ninguno de los dos quiere dar el siguiente paso por miedo a arruinar su amistad, pero aún así nada vuelve a ser igual.
El que vive lejos: se mandan mensajes todo el tiempo, de los cuales la mayoría son "me gustaría que estuvieras aquí". Te pasas toda la madrugada hablando por teléfono con él, porque cuando escuchas su voz, sientes que el mundo se hace más pequeño. Pero, ¿a quién quieren engañar? las relaciones a distancia no son algo fácil. Ambos lo saben y por más que les gustaría ignorar a la razón, ésta termina derrotándolos.
El indeciso: te busca, te habla bonito, te demuestra interés, te llena de indirectas, pero sólo a veces, porque "ahorita no quiere algo serio". Te deja de hablar durante meses y justo cuando conoces a alguien más, decide regresar a tu vida, apareciendo de la nada. Parece que tiene algún tipo de radar, porque justo cuando lo superas, te busca de nuevo para complicarte la vida. No te quiere con él, pero tampoco con nadie más.
El "ideal": lindo, caballeroso, detallista, guapo, educado, fiel. Es todo lo que cualquier mujer en el mundo querría, pero por alguna extraña razón no es lo que tú quieres. Tiene todo lo que buscas, pero siempre parece haber algo que no encaja, algo que no se siente bien. Tarde o temprano terminas aceptando que no es el indicado y aunque todas tus amigas te dicen que estás loca por dejarlo ir, no te importa. No porque alguien tenga todo lo que buscas, significa que es la persona correcta.
El dañado: Cuando lo conoces, se mueve algo dentro de tu corazón. Al escuchar cada una de sus tristes historias, te gustaría poder cambiarles el final, te gustaría poder sanar todas sus heridas, reparar su corazón. Pero terminas entendiendo que hay personas que son adictas a la tristeza, que les gusta vivir mal y que no es tu trabajo dañarte a ti misma sólo para arreglar a alguien más.
El rebelde: No se toma nada en serio, no le importan las consecuencias de sus actos, ni los compromisos. Sólo vive en "el hoy", no le interesa lo que le depara el futuro. Al estar con él sientes que te comes al mundo, que puedes lograr cualquier cosa. Difumina la línea que divide lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto. Hay algo en su respiración que te hace sentir más viva, pero pronto te das cuenta que lo único que haces al estar con él, es arruinarte la vida.
El aspirante: lo quieres moldear a tu manera. Te gusta, pero no del todo, no te gusta cada parte de él. No toleras todos sus defectos, manías e imperfecciones. Quieres cambiarlo para que sea el hombre indicado para ti y él quiere serlo, con todas sus fuerzas. Hasta que se vuelve agotador tanto para él, como para ti. Porque las cosas no funcionan así, no puedes cambiar a alguien para que sea lo que quieres... lo aceptas con todo lo bueno y lo malo o lo dejas ir, no hay más.
El imposible: ambos saben que hay algo entre ustedes, pero que nunca podrá pasar nada. El Universo no se cansa de darles razones para entender que ni siquiera deberían intentarlo, pero la simple idea de estar junto a él te parece peligrosamente perfecta. Lo suyo termina antes de haber empezado y te deja con un sabor extraño en la boca, repleto de suposiciones y preguntas sin respuesta.
El que no es tu tipo: es todo lo contrario a lo que buscas, pero hay algo en él que te vuelve loca. Tal vez sea su originalidad o simplemente quieres demostrar un punto. Lo que importa es que él es el que te enseña que los estereotipos son la estupidez más grande del mundo y que no puedes ir por la vida con una lista en la cabeza de las características que buscas en una persona. Porque un día conoces a alguien que no coincide con tu lista y de alguna manera, te sigue encantando.
El odiado: vicioso, inmaduro, infiel, sin futuro. Tus amigas te dicen que no te conviene, tu mamá te mira con decepción cada que lo mencionas y a tu papá no le faltan ganas de partirle la cara. No se cansa de demostrarte que no vale la pena, pero es como si estuvieras cegada. Así que por más que la gente que te quiere te suplica que lo dejes, algo dentro de ti piensa que algún día cambiará por ti. Hasta que terminas dándote cuenta que estás esperando algo que nunca pasará y que las personas sólo pueden cambiar por su propio bien.
El que parece ser el indicado: todo va perfecto, tu familia y tus amigos lo quieren casi tanto como tú. Parece ser el hombre de tu vida. Te promete la luna, el cielo y las estrellas, como si fueran suyos para regalar. Le juras una eternidad juntos y hasta te parece poco. Todo va perfecto, hasta que algo pasa y te das cuenta que no era más que una mentira disfrazada de amor. Nadie se lo espera, ni siquiera él.
El indicado: después de tantas malas experiencias y justo cuando estabas a punto de darte por vencida, lo conoces y todo comienza a tener sentido. Se conocen de la forma más inesperada y rara del mundo... pero es muy cierto lo que dicen, todo pasa por algo. Las cosas entre ustedes se dan naturalmente, todo encaja a la perfección y por primera vez en tu vida, sientes que estás en donde deberías estar. Te sientes tan plena que hasta le agradeces a Dios por haber puesto a tantos hombres erróneos en tu camino. Porque tal vez si no fuera por ellos, hoy no estarías junto al mejor hombre del mundo.
— m.f. // Diferentes tipos de hombre
que conoces antes del indicado
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