Dicen que uno de los principales problemas que tenemos los seres humanos
es que no sabemos vivir en el presente.
Siempre estamos pensando en el futuro,
en lo que vendrá después.
Nos la vivimos anticipándonos a todo.
Eso es lo que nos pasó a él y a mí.
El día que nos conocimos
ni siquiera le dio tiempo a Cupido de disparar,
porque nosotros ya nos habíamos enamorado con tan sólo mirarnos.
Pocos días después salimos por primera vez
y esa misma noche,
mientras él conducía hacia su casa,
yo ya estaba mandándole un mensaje
diciéndole que lo extrañaba,
anticipándome otra vez a la realidad.
Durante los meses que estuvimos juntos,
constantemente pensábamos en el futuro,
en los nombres que les pondríamos a nuestros hijos,
en el lugar en el que viviríamos...
nos la pasábamos pensando en cuál sería el siguiente paso,
de nuevo acariciando al futuro.
Y casi al final,
una vez que él me pidió que le diera "algo de tiempo",
no resistí y lo llamé llorando como una niña,
antes de que él lo hiciera.
Esa llamada infantil también anticipó su decisión de dejarme,
porque no respeté su "algo de tiempo".
Ahora sufro pensando que pronto otra persona habitará su corazón
y él también se anticipa pensando que no podré olvidarlo.
Pero se equivoca.
Me anticipé,
y ya estoy bien.
— m.f. // Anticipaciones
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