Cuando ella está feliz, baila con él en la cocina hasta que amanece, y su boca encuentra lugares que él ni siquiera sabía que existían. Ella se ríe como si todos los secretos del mundo estuvieran en sus manos y parece que nada de lo que él dice es lo suficientemente serio.
"Dime que me amas, dime que te quieres quedar aquí para siempre."
Le suplica mientras envuelve sus piernas alrededor de su cintura y lo acerca hacia ella; lo suficientemente cerca como para olvidar a la última, y a todas las que estuvieron antes que ella.
"Está bien," le susurra él, siendo tanto un acuerdo, como una súplica para que se tranquilice un poco.
Pero cuando ella está feliz no hay nada que la tranquilice, eso él ya lo sabe. Sus manos encuentran las de él y después su cuello, su cabello, su pecho. Acarician su piel hasta que no siente nada más que las delgadas puntas de sus dedos trazando mapas en su cuerpo.
"Dime que me amas." Repite.
"Te amo," le contesta él y le dan ganas de gritárselo al mundo. "Te amo. Te amo con todo mi corazón," nunca había sentido algo parecido.
— m.f. // Fragmento de un libro que tal vez escriba #4
// ¿Así es como se siente la felicidad?
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