Te he visto después de un mal día, cansado porque tu
entrenamiento estuvo muy pesado o porque tuviste tres partidos en un día. Te he
visto estresado porque te fue mal en un examen para el que habías estudiado
toda una noche o porque se te olvidó hacer tu tarea por estar todo el día
conmigo. Te he visto enojado porque tus papás no entienden qué es lo que
quieres y crean sus propias conclusiones. Te he visto con los ojos vidriosos
cuando peleamos y esa desesperación en tu mirada cuando lo único que quieres es que estemos
bien. Te he visto en tus peores momentos y aún así sigo pensando que eres la mejor
persona que existe en este jodido mundo.
A veces me gustaría poder prestarte mis ojos, para que notaras todo lo que no puedes ver con los tuyos.
Y es que tú no ves la sonrisita que te delata cuando intentas decirme una
mentira o cómo intentas encontrar mi mirada cuando me enojo contigo. Tú no ves cómo te brillan los ojos cada vez que te digo un te amo o cómo te ríes antes de que termine mi chiste. Tú
no te ves cuando me cantas como si fuéramos las únicas personas en el mundo o la expresión en tu rostro cuando tomo tu mano de repente. Tú
no te ves cuando te quedas dormido en mis piernas y la infinita tranquilidad
con la que respiras. Tú no ves tu mirada de niño cuando hablas de
las cosas que te apasionan y cómo te tiemblan los labios justo antes de
besarme. Tú no te ves ahí, enamorándote de mí.
— m.f. // Como yo te veo
No hay comentarios:
Publicar un comentario