viernes, 10 de junio de 2016

When she tells you she needs you

Ask her to dance. 
Take her hands and 
pull her up off the ground. 
Watch her being fluid like water, 
like the wind and rain. 
Watch her twirl, 
round and round, 
like a tornado.
Sing her a song. 
She will rest her head 
on your chest 
while listening to your voice. 
Don't stop until she is begging for your silence 
with her lips on yours lips.
Tell her a story: 
that time when you were five years old 
and you fell into a pool and almost drowned. 
Tell her you are so glad a stranger saved your life 
because otherwise you would never have met her.
Sit in silence 
and trace the veins in her body 
with your fingertips 
until she smiles 
and whispers 
'you are keeping me alive.' 
Say that she is doing just fine on her own 
but hold her a little closer anyway; 
she needs it.
"It's okay. It's okay to be sad." 
Sometimes these are the only words 
she needs to hear from you. 
Wipe her tears with kisses and say 
"It's okay. I'll be here. I'll always be here."

— m.f. // When she tells you she needs you

jueves, 2 de junio de 2016

Huellas y heridas

Vas a conocer tres tipos de hombres
que se van a ir de tu vida.
Los que pasarán desapercibidos
como un día más del calendario,
los que de tantas decepciones
acabarán convirtiéndose en una,
y los que serán catástrofes naturales,
esos que te desordenarán el pelo
y te moverán el mundo.
(Advertencia)
Los segundos y los terceros
dejarán una cicatriz tatuada en tu piel.
Los segundos haciendo herida.
Los terceros dejando huella.
Una vez conocí a uno de los primeros.
Era alguien ordinario,
alguien que no voltearía a ver
dos veces en la calle,
pero sin darme cuenta
empecé a sonreír al escuchar su nombre.
Un día como cualquier otro
decidió marcharse de mi vida,
sin avisar,
sin despedirse,
sin darle una oportunidad
a lo que nunca comenzó.
También conocí a uno de los segundos.
Era interesante,
un misterio que me pasaría
toda la vida descifrando.
Cuando él llegaba,
se hacía notar
y cuando se iba,
se hacía extrañar.
No me cansaba de escucharlo,
y es que había algo en su voz
que me hacía caer
una y otra vez
por sus excusas.
Después de un tiempo,
conocí a uno de los terceros.
Él era de los que te hacen reír aunque no quieras
porque no lo haces con la boca
sino con los ojos y el corazón abierto,
que hacen de tus miedos
una mentira
y de sus abrazos,
ese lugar donde quisieras vivir.
Nunca sabré si fui su camino hacia la felicidad
o hacia cualquier otra parte,
pero me dejó sus huellas
como el asesino en la escena del crimen.

— m.f. // Huellas y heridas

miércoles, 1 de junio de 2016

Nuevo comienzo

-Día 1-
Te asomas por la ventana de tu cuarto. El cielo es azul. Recuerdas que en la escuela te 
explicaron que los colores son ondas de luz, y a esa onda en específico se le llama azul y de
ese color es el cielo. Eso ya lo sabes perfectamente, pero al mismo tiempo no estás segura de
nada, nada parece tener sentido. Sientes que el cielo se cae a pedazos.

-Día 2-
Hoy te vas a levantar de la cama. Dentro de una hora. Tal vez dos. Mejor mañana.

-Día 3-
Tienes que levantarte de la cama hoy. Debes bañarte y comer. Necesitas hacer algo 
productivo y dejar de pensar en él. Te quedas dormida. La comida puede esperar. Una parte 
de ti desea que al despertar todo vuelva a ser como era antes.

-Día 5-
¿Siempre ha hecho tanto frío por las mañanas? Necesitas más cobijas. Tal vez su sudadera ya 
no te calienta como antes. No quieres lavarla porque te da miedo que su aroma desaparezca.

-Día 7-
La marca de cuando te quemó por accidente con su cigarro desapareció. Te quedas mirándote
en el espejo como una hora, intentando encontrar el mínimo rastro de él.

-Día 10-
Recuerdas que hace tiempo podías entender lo que te decían los demás y ponerles atención.
Ahora ya no. Todo el mundo sabe que no puedes mantener una conversación cuando estás
agonizando por dentro.

-Día 11-
Siempre compartían el café. Esta mañana te lo tomaste sólo tú. Te duele todo. Tal vez la
cafeína nunca fue lo tuyo.

-Día 12-
Tu mamá te dice que tal vez deberías guardar todas sus cosas en una caja. Ella no entiende
que ni siquiera te puedes imaginar teniéndolas entre tus manos otra vez.

-Día 15-
Borras su conversación. No te sientes mejor. Tal vez no exista nada en este mundo que te 
haga sentir bien. Te gustaría poder eliminar también todo lo que estás sintiendo.

-Día 20-
Te ríes. Probablemente sea uno de los peores chistes que has escuchado en tu vida, pero te
ríes de todas formas, y sientes que empiezas a sanar por dentro.

-Día 21-
Lloras hasta quedarte dormida. Imaginártelo con otra se siente como si te faltara el aire y se te saliera el corazón.

-Día 25-
Pasas por esa cafetería y recuerdas que te encantaba comer pastel de zanahoria ahí todos los
domingos. O tal vez lo que te gustaba era la forma en la que a él lo volvía loco. Te sigues de
frente y compras un helado en el local de junto.

-Día 27-
Los boletos del concierto llegan a tu casa. Ya habías empezado a olvidar todos los planes que tenían juntos. Los tiras a la basura sin pensarlo dos veces.

-Día 30-
Encuentras en tu celular un vídeo de él cantando en el coche. Lo borras antes de que termine. No eres 
capaz de recordar cómo sonaba su voz al decir tu nombre.

-Día 35-
Pones sus cosas en la caja. No todas. No las fotos. Te das cuenta de que tus lágrimas se han 
vuelto menos saladas durante las últimas cinco semanas. Eso debe significar algo bueno, ¿no?

-Día 36-
Tu mamá cambia tus sábanas. No se sienten igual. Nunca te han gustado los cambios. No 
puedes dormir. Te preguntas si él estará despierto también. Decides escribirle. Borras la 
conversación antes de ver su respuesta.

-Día 40-
Lo ves de lejos. Respiras profundo. El mundo no se derrumba como creías.

-Día 41-
Hay algo diferente en los rayos del sol de esta mañana. Te sientes bien.

-Día 42-
Extrañas comer pastel de zanahoria.

-Día 47-
Pones las fotos en la caja sin siquiera mirarlas.

-Día 48-
Te lo encuentras y va de la mano con otra. Te les quedas viendo. No puedes mirar hacia otro 
lado. Decides emborracharte hasta que todo a tu alrededor empieza a dar vueltas. Recuerdas
que él era capaz de mover tu mundo con tan sólo tocarte.

-Día 49-
Amaneces tirada en tu baño con todo el maquillaje corrido. No puedes seguir haciendo esto.

-Día 51-
Ya no te duele pronunciar su nombre.

-Día 53-
Besas a un desconocido con ojos verdes, como los de él. Lloras después.

-Día 69-
El desconocido con ojos verdes tiene nombre y hace que tu corazón se acelere cuando lo 
escuchas.

-Día 70-
El sol brilla. Detrás de todas esas nubes. No lo puedes ver, pero una parte de ti lo sabe.

-Día 85-
Abres la caja y miras las fotos. Sientes un tipo de dolor que nunca habías experimentado. 
Pero muy en el fondo, sabes que lo peor ya ha terminado.

-Día 90-
El desconocido con ojos verdes vuelve a ser un desconocido. Estás bien. No duermes durante 
toda la noche pensando en qué pudiste haber hecho mal. Estás bien.

-Día 98-
Ordenas un café y una rebanada de pastel de zanahoria. Lees un libro bajo la ventana de tu
nueva cafetería favorita. Estás sola, pero te sientes bien. Estás aprendiendo a amar a la
persona en la que te has convertido.


— m.f. // Nuevo comienzo