domingo, 27 de marzo de 2016

Son tantas las maneras de no estar

Ella pretende ser alguien fuerte, 
de las que le sonríen a la vida; 
así la ven todos, 
y es la envidia de muchos. 
Pero cuando llega a casa, llora. 
Ella parece ser indestructible, 
pero yo la he visto quebrarse en más de una ocasión. 
Ella hiere con palabras, 
sabe justamente lo que hace daño y lo utiliza; 
pero sus disculpas son tan acertadas. 
Ella ha dejado de creer en lo eterno, 
porque todo el mundo le ha fallado; 
ella ha comenzado a fallarse a sí misma, 
y a mí también. 
Recuerdo un tiempo en el que no existía amor más puro que el de ella, 
hoy en día no es capaz de querer sin lastimar, 
cuando quiere lo hace siempre mal. 
Nos hemos hecho añicos buscando las razones de seguir estando, 
y ella ha terminado por reunir todas sus fuerzas para dejar de seguir intentando, 
me pregunto si me ha considerado en alguna de sus decisiones. 
No se ha marchado, 
no todavía. 
Simplemente se ha marchitado, 
buscando cualquier excusa en la brisa para desplazarse. 
Se ha convertido en una fugitiva, 
pero no sabe exactamente de qué está huyendo; 
lo único que sabe es que quiere huir, 
quiere dejarlo todo atrás, 
quiere dejar de estar atada a todo eso que le ha causado tanto daño. 
Ella suele olvidarse de las cosas importantes, 
y recordar lo que quiere olvidar; 
tiene anclado en su pecho lo que jamás soltó, 
pero que hace mucho tiempo se fue de su lado, 
su corazón está repleto de remordimientos, 
de pésimas decisiones. 
Yo creo que por eso dirige su mirada triste hacia el horizonte, 
tal vez ahí perdió para siempre aquel brillo en sus ojos; 
y es que lo ha perdido todo, 
menos a ella misma, 
porque siempre fue su propio laberinto, 
porque siempre será su propio acertijo. 
A veces pienso que la vida la ahoga en un vaso de agua, 
a veces ella misma se ahoga en sus pensamientos. 
La miro y siento un desconocimiento, 
se mira en un espejo y siente un odio a primera vista. 
Me duele y me frustra el intentarlo todo y no conseguir absolutamente nada, 
es como si el dolor interno le llegara de repente, 
la abrazara y se negara a soltarla. 
No duerme lo suficiente porque las pesadillas siempre terminan por alcanzarla, 
se despierta con la respiración agitada y le cuesta demasiado abandonar su cama; 
levanta toda sospecha de que ha cometido un asesinato detrás de esas ojeras, 
pero a lo mejor quien ha estado muerta ha sido ella. 
No la siento viva desde hace mucho tiempo, 
y lo único que quiero es que vuelva a ser ella de verdad. 
Es triste que alguien como ella dé por hecho que no vale la pena, 
cuando yo mataría por verla feliz hasta que le duela la vida de tanto reír. 

— m.f. // Son tantas las maneras de no estar, 
aunque no te hayas ido

martes, 22 de marzo de 2016

En sus sueños era ella quien lo abrazaba

Hace varios años tropezó con ella, 
y aún sigue cayendo. 
La conoció un día cualquiera, 
pero desde entonces 
ya ningún día fue uno más. 
Caminaba hacia él cuando 
comenzó a creer en los milagros, 
y su mirada era tan larga 
que le llegó al corazón. 
Se dieron cuenta que 
a los dos les brillaban 
los ojos al mismo tiempo, 
y empezaron a buscarle 
un nombre al momento. 
"No creo en las casualidades," –dijeron a la vez−
Lo que sentían el uno por el otro 
era algo más, 
era algo superior a su persona. 
Ella era bella hasta los domingos, 
y él solía cantarle todo el tiempo. 
Ella amaba sacarlo de sus canales, 
para luego besarlo a destiempo. 
Ella caminaba a contracorriente, 
él volaba sin alas, 
y ambos reían le pesara 
a quién le pesara. 
Ella sacaba la mejor versión de él, 
cómo no la iba a querer. 
Se miraban fijamente a los ojos, 
refugiándose en sus miradas, 
pero ninguno se atrevía a decir 
lo que sentía por el otro. 
Hasta que por primera vez 
bajo las sábanas, 
confesaron que todo el tiempo 
se habían soñado. 
Todos los días eran perfectos para él, 
porque se levantaba y lo primero que veía 
eran sus hermosos rasgos, 
y lo primero que escuchaba 
era su tierna voz. 
Tenían dos alarmas: 
una para despertarse 
y otra para dejar de abrazarse, 
ignoraban ambas. 
Fueron la pareja perfecta 
por un tiempo, 
pero pasaron los meses 
sin darse cuenta, 
cada día estaban más cerca 
de alejarse. 
Ella le dijo que volvería un martes 
y nunca regresó, 
desde entonces cada día fue lunes. 
Nunca el tiempo se pasó tan lento, 
hasta que la amó 
ella se marchó. 
Todos esos meses con ella aprendiendo 
a ganarle un segundo 
al tiempo perdido, 
para terminar perdiéndola. 
Y no sólo la había perdido, 
se sentía sin rumbo 
con su ausencia. 
Su soledad estaba completamente 
repleta de sus recuerdos. 
Confundía lo analgésico 
con lo analógico, 
y miraba sus fotos, 
a ver si así le calmaban el dolor. 
Dormía con los ojos abiertos, 
por si algún día 
ella regresaba a sus sueños. 
Quería rehacer su vida 
pero no podía viajar atrás en el tiempo, 
no podía inventar 
una máquina para volver, 
una y otra vez, a ella. 
Sus amigos le decían 
que tenía que seguir adelante, 
y él no era capaz 
de explicarle eso al corazón, 
y él no era capaz 
de dejar de quererla. 
La quería desde la plena conciencia 
de saber, 
que nunca más 
volverían a estar juntos. 
"Nada abarca más espacio 
que tu ausencia," –le dijo él− 
"Cómo no echarte de menos," –suspiró− 
"si acariciarte era rozar la eternidad." 
Y puso su flor favorita sobre la tumba. 

— m.f. // Fragmento de un libro que tal vez escriba #7 //
En sus sueños era ella 
quien lo abrazaba

lunes, 21 de marzo de 2016

Strangers?

A year ago I saw you with a girl 
and died 12 times in a single heartbeat. 
Tonight I died just once, 
and I stayed standing on my own feet. 
It's not that you hurt less, 
I'm just building a tolerance to pain. 
But why do you still hurt? 
Maybe it's because it's hard to let go 
of someone who was all hands. 
Do your fingers still remember 
the shape of my hipbones, 
the curve of my spine? 
You knew me better than anyone. 
And now we are just two more strangers. 
I hope you see me 
and realize everything you lost. 
I had a lot of reasons to give up on you, 
but I still chose to stay. 
You had a lot of reasons to stay, 
but you chose to give up. 
And so there you are and here I am, 
two strangers filled with so many 
what-ifs and could've been's. 
I guess we will never know. 
And maybe I hate you 
because I will have to wonder 
for the rest of my life. 
You are poems that I will never finish 
and dreams that I cannot keep. 


— m.f. // Strangers?