jueves, 25 de septiembre de 2014

Todo lo que no te dije

A veces me daba miedo, depositar tanta confianza en otro ser. 
No quería a nadie más, no quería sentir esto por nadie más; si me hubieran puesto a elegir, te hubiera elegido a ti mil veces sin pensarlo.
Y ahora mi presente se resume en que te extraño y quisiera que hubiéramos funcionado. Pero no sólo te extraño a ti, extraño como era yo cuando estaba contigo, extraño tantas cosas. Extraño la cara que hacías cuando se te ocurría algo, extraño escucharte cantar, extraño hasta como peleábamos sin pelear y los silencios incómodos que te volvían loco, tu maldita manía de morderte las uñas y fumar cuando los nervios se apoderaban de ti.
No sabes cuánto me gustaría llamarte ahorita y decirte que te extraño, que extraño cada maldita parte de ti. Decirte que mi vida ya no tiene sentido sin ti. Pedirte perdón por ser tan orgullosa, por no haberte valorado lo suficiente, por creer que nos teníamos asegurados. Me encantaría llamarte y decirte que tú eras todo lo que tenía, y que ahora, sin ti, el vacío es demasiado grande.
¿Y sabes qué es lo peor? Tengo todas estas partes de mí que nunca van a dejar de quererte. Pero tú esperas que olvide todos nuestros momentos, a nosotros, a ti. Quieres que pretenda que nada pasó  y es triste, porque te quiero lo suficiente como para hacerlo, como para hacerte creer que puedo vivir sin ti, que no me haces falta. 
No entiendo qué fue lo que pasó, todavía no me he hecho a la idea de que ya no hay un "nosotros". Sigo preguntándome qué hice mal, qué te hizo cambiar de opinión, me la paso reviviendo todos esos días contigo, buscando el momento exacto en que nos perdimos. Íbamos tan bien, eras la primera persona que me había hecho sentir así y me da miedo que seas la única. Pensaba que duraría aunque sea un poco más, quería que durara, te quería a ti... Creo que no fue suficiente, o tal vez fue demasiado.
Nos quedamos con tantas cosas por hacer, de verdad quería cumplir las promesas que te hice, y quería que tú cumplieras las tuyas... Por eso nunca me han gustado los compromisos. Nunca he creído en los para siempre, te dije que te querría mientras durara... Pero creo que mentí, porque ya terminó y te sigo queriendo. Y caigo en la misma pregunta, ¿Por qué tenemos la maldita costumbre de darnos cuenta de lo que tenemos cuando ya lo hemos perdido? Hoy me gustaría darte los besos que por rutina no te di, o decirte todo lo que no te dije mientras podía.
Y cuando comprendí que no estaba resignada a perderte ya era demasiado tarde... Tal vez fue demasiado tarde desde el principio.
Perderte fue como oír cada despedida que he tenido a lo largo de mi vida, todas dichas al mismo tiempo. Solía pensar que no podía pasar un día sin ver tu sonrisa, sin hablar contigo o escuchar tu voz. Pero entonces, ese día llegó y fue tan difícil que supe que cada vez iba a ser peor y que no iba a sentirme bien por un largo tiempo. Porque perder a una persona no es un hecho o una ocasión, no pasa sólo una vez, pasa una y otra. Te pierdo cada vez que escucho a alguien decir tu nombre, cada que esa estúpida canción pasa en la radio, al leer todas esas cartas que nunca te di, o cuando alguien pasa junto a mí y lleva tu loción. Te pierdo cada vez que pienso en besarte, abrazarte o tomar tu mano. Me acuesto en mi cama y te pierdo extrañándote, cuando me gustaría hablar contigo por teléfono y escuchar cómo estuvo tu partido. Y en la mañana, cuando no me despierto con un mensaje tuyo de buenos días empiezo a perderte de nuevo.
Quiero que sepas que al irte, te llevaste una parte de mí, porque en verdad esto es lo más grande que he sentido. Pero, ¿Cómo podía evitar que te llevaras lo que ya era tuyo?
Siempre intenté ocultar mis sentimientos, hacerme la fría, todo me funcionó perfecto, hasta el día en que te conocí. Por mucho que hubiera intentado luchar en contra de lo que sentía, tú eras mi excepción, no podía ocultar nada contigo.
Cuando te conocí por alguna inexplicable razón me sentí más conectada contigo que con cualquier otra persona, era raro sentirme más cercana a un desconocido que a cualquiera de mis amigos o familiares. Con el tiempo me olvidé de todo lo demás, prefería estar contigo que con cualquier otra persona. Nada me importaba más que tomar tu mano, escucharte hablar, reír, cantar. Cada vez que sonreías causabas algo dentro de mí que creía que ya había muerto hace mucho tiempo... Tal vez por eso me dolió más de la cuenta.
Y ahorita que lo pienso bien, no parecía como que te estuviera conociendo, sino más bien como si estuviera recordando quién eres. Cada sonrisa, cada palabra, me llevó a la imposible conclusión de que ya te había conocido antes, que ya te había querido antes... En otra época, en un lugar diferente, en alguna otra realidad, quizás ahí seguimos juntos, me gusta pensar que así es. 
Antes llegaba a mi casa y me acostaba en mi cama con una sonrisa en la cara, suspiraba y no podía creer lo feliz que me hacías... Esa última noche, en cambio, no hubieron sonrisas, ni suspiros... Sentía un vacío, un dolor muy difícil de explicar, me pregunto cómo la Ciencia podría explicar el dolor físico que sientes en el pecho cuando lo único que quieres es estar con esa persona.
Es como cuando pierdes algo, tu playera favorita o algún ensayo de Historia, y mientras lo estás buscando, encuentras otra cosa que habías perdido hace muchísimo y ya hasta habías olvidado... Bueno, el punto es que, hubo un momento en el que decidiste dejar de buscar, tal vez porque ya no lo necesitabas o porque encontraste algo que lo remplazara, y es como si ni siquiera hubiera existido, hasta que lo encuentras, y recuerdas lo que significaba para ti. Todos tenemos un inventario de cosas perdidas esperando ser encontradas, anhelando ser reconocidas por el valor que alguna vez tuvieron en nuestras vidas. Y creo que ahí es en donde estoy yo ahora, entre todas tus cosas perdidas, una hoja arrugada en el fondo de un cajón o una foto vieja presionada en las hojas de un libro. Espero que algún día me encuentres y recuerdes lo que alguna vez signifiqué para ti.
No sé cómo terminar esto. No hay ninguna forma poética para decir que tengo hecho mierda el corazón.
— m.f. // Todo lo que no te dije

lunes, 28 de julio de 2014

Quiero una relación perfectamente imperfecta

Mucho tiempo he pensado 
que las relaciones son una tontería, 
que tarde o temprano van a terminar 
y seguramente recordarán ese tiempo juntos 
como una pérdida de tiempo. 
Que al final nada de lo que hagan el uno 
por el otro valdrá la pena 
y que a veces aunque des todo por una persona, 
no parece ser suficiente.
Hasta que un día me di cuenta 
de que estaba completamente equivocada, 
que las relaciones no son una tontería, 
es la gente la que las convierte en eso. 
Hacen lo que quieren, 
sin preocuparse por esa persona 
y luego cuando ésta se cansa y se va, 
se preguntan '¿qué hice mal para que se fuera?' 
Cuando simplemente no hicieron 
nada bien para que se quedara.
Muchos creen que una relación 
es para tener a alguien que te bese, 
que te diga que te quiere 
y que te compre cosas, 
pero no es así, 
ese tipo de relaciones 
son una pérdida de tiempo. 
Yo no quiero una relación donde 
el único contacto que tengamos sea físico. 
Quiero una relación 
en la que al entrar a un lugar lleno de gente 
su cara sea la única que vea, 
que el simple hecho de verlo ahí 
me haga sentir bien. 
Quiero bailar lento con alguien 
y desear que el tiempo se congelara, 
porque me siento segura en sus brazos.
Quiero una relación 
en la que salgamos a caminar 
y que sin darnos cuenta 
nos tomemos de la mano, 
que ninguno de los dos sepa cómo pasó, 
pero nos neguemos a separarnos. 
Quiero sentir que encajo perfectamente 
con otra persona 
y que estamos hechos el uno para el otro.
A lo que voy es que la típica relación, 
a mi parecer, 
no vale la pena. 
Ojalá la gente pudiera abrir los ojos 
y se diera cuenta de las cosas que importan 
y las cosas que no. 
No importa 
si salimos a cenar a lugares elegantes 
o si vamos al cine los fines de semana, 
lo que importa es el hecho de estar juntos. 
No importa 
si me regala cosas cada mes, 
peluches, chocolates o globos. 
Ni siquiera importa 
si me lleva rosas a mi casa, 
lo material no puede expresar 
un sentimiento tan complejo como el amor, 
ni siquiera se acercan a simularlo. 
No importa 
si no hablamos todo el tiempo, 
está bien darse un respiro de vez en cuando, 
la costumbre aburre. 
No importan 
los 'te amo', 
hoy en día son palabras que 
perdieron totalmente su significado. 
Hay muchas cosas mediocres 
en este mundo 
y el amor no debería ser una, 
pero tristemente así lo hemos hecho. 
Así que prefiero a alguien que me diga 
lo que de verdad siente, 
que lo hago feliz, 
que escuchó una canción y se acordó de mí, 
que me extraña. 
Quiero a alguien 
que me haga sentir cosas 
sin necesidad de decirlas, 
no alguien que ponga en todas partes 
que soy la mejor, 
para que todo el mundo vea nuestra relación 
y digan que quieren algo así. 
En una buena relación 
no necesitan hacer cosas 
para demostrarle a otros que se quieren.
Quiero a alguien 
con quien prefiera quedarme 
un fin de semana acostados en el sillón 
viendo películas, 
compartiendo una cobija 
y comiendo palomitas quemadas 
que él hizo, 
en vez de ir a una fiesta, 
alguien que en vez de preguntarme 
'¿qué quieres hacer hoy? 
¿a dónde quieres que vayamos?' 
Me diga "hice planes hoy para nosotros". 
Quiero a alguien 
que quiera saber mi color favorito 
o cuántas cucharadas de azúcar le hecho a mi café, 
alguien que le guste mi risa 
y haga todo lo posible para escucharla. 
Quiero a alguien 
con quien no tenga que desconfiar 
cuando le llega un mensaje a su celular, 
porque sé que sólo quiere estar conmigo. 
Quiero a alguien 
con quien pueda tener conversaciones 
profundas a las 3 de la madrugada, 
que podamos hablar de nuestros problemas, 
de la creación del mundo, 
alguien con quien pueda 
compartir todas mis teorías 
sobre la vida y la muerte, 
alguien a quien le pueda contar 
mis sueños más locos 
y me diga que quiere ayudarme a cumplirlos. 
Quiero a alguien 
que su idea de cita perfecta 
sea un simple picnic en su jardín 
o en el parque donde nos besamos por primera vez, 
reírnos de cualquier cosa, 
encontrarle formas a las nubes, 
alguien que no le importe estar conmigo 
sin hacer nada, 
sin decir nada, 
que los silencios no sean incómodos, 
sino reconfortantes. 
Quiero a alguien 
que juegue conmigo, 
que haga las mismas locuras que yo, 
que podamos actuar como niños de tres años 
y no me diga que soy una ridícula 
o que estoy loca, 
alguien a quien no le importe 
lo que los demás digan, 
que viva para él, 
para nosotros, 
no para los demás. 
Quiero a alguien 
que vea una flor en el pasto 
y que la arranque porque se acordó de mí, 
que me la lleve a mi casa 
sin ser un día especial, 
como un pretexto para verme, 
alguien que me conozca tanto 
que sepa cuando me va a gustar una canción 
que todavía no he escuchado, 
que se ría de mis chistes 
antes de que los termine de contar.
Ya me harté de los títulos, 
de los compromisos, 
de las peleas, 
de los celos, 
de las mentiras, 
de quedar bien, 
de que hagan las cosas a fuerza. 
Ya no quiero contar los días, 
meses, años o siglos que llevamos juntos, 
porque ya me harté 
de poner límites a una relación. 
Quiero un amor natural, 
un amor sincero, 
con defectos perfectos. 
Yo no sólo quiero alguien 
que me abrace y que me bese, 
quiero a alguien que me mire 
como si fuera todo lo que siempre ha querido 
y que tenga ese brillo en los ojos. 
Quiero a alguien que me diga 
que soy hermosa 
y que me haga creerlo, 
alguien que me haga preguntarme 
por qué no me quería enamorar. 
No quiero a alguien 
que me prometa un para siempre 
o que me diga que 
nunca me va a dejar ir, 
quiero a alguien que sepa que la vida pasa, 
que las personas cambian 
y que las cosas pueden salirse de control, 
alguien que aunque esté consciente de eso 
ponga todo de sí 
y me haga sentir feliz 
durante el tiempo que decida quedarse. 
Quiero a alguien 
con el que no tenga que 
convencerme a mí misma de quererlo 
porque todo se da por sí solo. 
Que todas esas historias de amor 
se queden cortas con la nuestra. 
Eso es lo que quiero, 
y estoy dispuesta a esperarlo.

— m.f. // Quiero una relación perfectamente imperfecta

domingo, 20 de julio de 2014

¿Qué hago si me enamoré de mi mejor amigo?

Nunca imaginaste que algo así podría pasarte, pero francamente era de esperarse. Pasas demasiado tiempo con él, se quieren, se divierten juntos, se pelean, se celan, se entienden a la perfección. Es el único niño que no te afecta que te diga groserías, le pegas, se molestan a muerte, no te importa que te escuche hablar como camionera o que te vea desarreglada. Es la persona en la que más confías, le cuentas cosas que a nadie más le contarías, le dices tus problemas amorosos para que te aconseje. Te cuenta de las niñas con las que se besa y hasta le das tu opinión sobre cuál está más guapa, te trata como a un amigo más y tú a él como a una amiga. Te hace reír como nadie, siempre bromean, es alguien que sabes que va a estar para ti incondicionalmente, que le rompería la cara a cualquier patán que se sobrepasara contigo o que te lastimara.
Y de repente sin darte cuenta, un día como todos los demás, empiezas a sonreír como tonta cuando te llega un mensaje suyo, te sientes rara si no hablan en todo el día, te pones celosa cuando lo ves con otras, pero ya no son esos celos de amiga, estos celos son... Diferentes. Comienzas a extrañarlo aunque lo hayas visto hace cuatro horas, empiezas a verlo con otros ojos, sientes algo diferente, algo extraño, algo que no habías sentido nunca, y entonces te das cuenta que sí... Estás perdidamente enamorada de él.
¿Cómo sucedió? ¿en qué momento cambiaron las cosas? Intentas buscar una respuesta un poco coherente, pero no la hay. El simple hecho de pensarlo te aterra, ¿cómo te puede gustar? Si lo has visto en sus momentos más vergonzosos, lo has cuidado cuando está tan borracho que apenas y puede caminar. Lo has consolado cuando terminaron sus relaciones con todas esas niñas que a tu parecer, eran muy poco para él. Lo has visto de cacería, yéndose con la primera que se le cruza. Lo has visto con cara de recién levantado y con baba seca en la barbilla, lo has visto riéndose como un idiota y jugando con las niñas, ¿cómo te puede gustar alguien como él?
No quieres aceptarlo, no quieres aceptar que entre todas esas bromas, juegos, risas, momentos, peleas, groserías, abrazos, conversaciones nocturnas y sonrisas, te enamoraste... Te fuiste enamorando poco a poco hasta que era inevitable negarlo.
Él nunca entendería lo que sientes al saber que está con otras y no contigo, nunca entendería lo mucho que te duele cuando te cuenta las cosas que hace con niñas que él denomina buenas pero huecas, pero simplemente no le puedes reclamar porque no son nada, así que te quedas ahí escuchando y fingiendo que no te importa en lo absoluto. Pero de repente, un día él te empieza a notar rara y te pregunta '¿qué tienes?' A lo que tú no sabes qué responder... No hay palabras para decirle lo que sientes, no puedes hacerlo, tienes miedo de perder su amistad, no quieres que las cosas cambien entre ustedes porque fuiste lo suficientemente tonta como para enamorarte de él.
Cuando te abraza, toma tu mano mientras hablan o te dice que te ves hermosa, ya no lo sientes como antes, empiezas a hacerte ilusiones, a confundir las cosas. Te empiezas a imaginar a su lado y piensas que sería perfecto tener una relación donde también sean mejores amigos, pero entonces regresan los miedos, ¿y si terminan? ¿qué pasaría con su amistad? Todos esos meses, quizás años ¿a dónde se irían? Mueres por gritarle que te encanta, que quieres estar con él, pero ¿y si se asusta? ¿y si todo se vuelve incómodo? ¿y si no te corresponde?
Muchas cosas pueden salir mal, claro que está la posibilidad de que su amistad se arruine, que no te corresponda, que las cosas no funcionen. Pero en esta vida hay decisiones que vale la pena tomar sin pensar demasiado. Nunca sabrás si no te arriesgas, qué feo que en unos diez años estés en tu casa haciéndote preguntas tontas como ¿qué hubiera pasado? ¿y si le hubiera dicho lo que siento? ¿estaríamos juntos ahorita? Creo que no hay peor sentimiento que el de no saber, es mejor que le digas lo que sientes, a que te la pases toda tu vida arrepintiéndote. Y a fin de cuentas, todo puede pasar, ¿no? ¿y si él siente lo mismo que tú? Tal vez simplemente le da miedo dar el primer paso, te quiere demasiado como para aceptar la posibilidad de perderte. Tal vez nunca se ha imaginado a tu lado, pero si le dices lo que sientes seguramente hasta le gusta la idea. Yo creo que esa pequeña posibilidad de ser feliz, de estar con la persona que quieres, vale todo el riesgo. Dile lo que sientes, dile que quieres estar con él, que te encanta... Díselo antes de que sea demasiado tarde y sólo te quede el "¿qué hubiera pasado si...?"

— m.f. // "¿Qué hago si me enamoré de mi mejor amigo?"


sábado, 19 de julio de 2014

El mundo no termina porque terminaron

Sé que piensas que la vida no tiene sentido sin él.
Probablemente lo perdiste de repente o fuiste perdiendo pedazos de él poco a poco, hasta que ya no había nada. 
Tal vez lo conocías de toda la vida, o no lo conocías del todo. 
Como sea, es irrelevante porque no puedes controlar lo que otra persona causa en ti. 
Estás confundida porque no sabes en qué momento dejó de sentir todo ese amor que te juró y de repente todo termina, así, nada más. 
Y es como si no le importara o como si nunca le hubiera importado. 
Le llamas, le reclamas, le lloras, le gritas, no duermes por días. 
El dolor es insoportable, los primeros días te sientes desequilibrada, no puedes aceptar que ya no vas a estar con él nunca más. 
No tienes ganas de nada, no quieres hablar con nadie, no quieres salir con tus amigos, ya no quieres hacer las cosas que antes tanto te gustaban, sólo quieres encerrarte en tu cuarto, llorar, cerrar los ojos y sentir que todo esto es una mentira y que él va a ir hasta tu casa para decirte lo mucho que te ama y lo arrepentido que está, lo tonto que fue por dejarte ir y pensar que podría estar lejos de ti... Pero eso no pasa, aunque tengas la esperanza por días o incluso meses, eso no sucederá jamás. 
Pronto te darás cuenta que ni siquiera lo vale, no vale tu tiempo, ni tus lágrimas. ¿Para qué quedarte en tu casa todo el día pensando en dónde está y con quién? ¿Crees que él está pensando en ti? 
Lo miras, él parece estar bien, de hecho parece que nunca estuvo mal. Ni siquiera se pregunta cómo estás, ni qué ha sido de ti, sólo está ahí parado sonriendo como si nada, como si nunca hubieras formado parte de su vida, como si lo suyo no hubiera importado en lo absoluto. 
Te va a doler, el simple hecho de verlo hablando con otras, pensando en otras, enamorándose de otras, será insoportable.
Van a haber días en los que te sentirás triste porque ya no hablan, porque hace mucho tiempo que no escuchas su voz, su risa y sus chistes malos... Pero ¿de verdad quieres ser amiga de un idiota como él? El punto es que yo sé que sí, pero dale tiempo. 
Seguramente ahorita no te sientes lista para aceptar ser sólo su amiga, es totalmente válido si quieres ignorarlo o hacer como si no existiera hasta que te sientas cómoda, hasta que lo hayas superado por completo.
Lo más probable es que cuando se encuentren, ni te voltee a ver y eso te va a doler. En sí, todo va a doler. Saber que ya no eres la persona que lo hace sonreír, ni la primera en la que piensa cuando se levanta o la última cuando se va a dormir. Saber que ya no eres el fondo de pantalla de su celular y que ya no habrán llamadas en la madrugada discutiendo sobre quién quiere más a quién. 
Vas a hacer mil corajes al meterte a su perfil y ver lo feliz que es, pero sobretodo te vas a sentir triste porque tú ya no eres la razón de esa felicidad.
Va a llegar un punto en el que lo vas a odiar, que no vas a querer saber nada más de él, pero al final del día vas a extrañar hasta las peleas, los dramas, los celos, su mal humor, su orgullo, querrás que todas esas cosas malas regresen, para que puedas tener las cosas buenas también.
Con el tiempo te olvidará y si tienes suerte de vez en cuando, sólo si está aburrido o tiene curiosidad, pensará en ti y si lo que sentía era verdadero aparecerá una pequeña sonrisa en su rostro, pero nada más. 
Te darás cuenta de que ya no le importas y que él ya no será la primera persona a la que llames cuando estés triste, ni el que ponga esa sonrisa de nuevo en tu cara. 
Pero si de algo estoy segura es que el tiempo lo cura todo, te hace más fuerte y te ayuda a comprender cosas que no entendiste en su momento, te hace crecer y madurar y ver lo valiosa y extraordinaria que eres.
Ni siquiera tendrás que resignarte, porque de verdad ya no te importará, no sentirás nada, ni amor, ni odio, ni rencor. 
Cuando te llegue un mensaje suyo o veas una foto de él, ya no sentirás absolutamente nada. 
Con el tiempo se te olvidarán todas las cosas malas y sonreirás al recordar las buenas, cuando se reía de tus chistes aunque ni siquiera los habías terminado de contar, cuando te sentías la persona más segura del mundo entre sus brazos o cuando sonreías al escuchar su voz. 
Te dará gusto saber si está bien o si es feliz, pero al escuchar su nombre ya no sentirás nada más.
Sé que duele haberlo perdido cuando parecía ser el indicado y que no te puedes imaginar con alguien que no sea él.
Pero algún día encontrarás a alguien perfecto para ti, alguien que valdrá la pena y que te hará entender por qué no funcionaron las cosas con todos los demás, alguien que no te va a prometer un para siempre, pero que se va a esforzar para que su relación funcione, teniendo siempre en cuenta que nada es eterno, que la vida es un ciclo y que hay que aprender de ello.
Sé que en estos momentos te sientes pésimo y no te puedo prometer que todo va a estar bien, pero sí te puedo decir que todo mejora, eventualmente. 
Todo lo que puedes hacer ahora es tomarte tu tiempo, todo el tiempo que necesites.

— m.f. // El mundo no termina porque 
terminaste con una persona