Sólo tienes una vida. Una. Y esa vida puede durar 100, 80, 50 0 20 años. No lo sabes. No tienes asegurado ni el mañana, ni el al rato. No tienes absolutamente nada asegurado. Y creo que no eres completamente consciente de eso. O tal vez parte de ti quiere creer que sí. Que sí existe el "otro día", la "próxima semana" y "dentro de 10 años". Y así se te pasa la vida. Posponiendo todo. "Mañana le digo lo que siento", "al rato le pido perdón", "la próxima semana nos vemos", "el próximo año lo hago". Y mi favorita de todas: "si tiene que ser, será". Pero no haces absolutamente nada para que pase. Parece que pones tu destino en las manos de una fuerza sobrenatural. En vez de actuar. Y sí, probablemente todo pasa por algo. Pero eso no significa que tienes que sentarte y esperar a que las cosas lleguen. Porque así no funciona. Si te la vives esperando a que la vida te dé todo, vas a terminar decepcionándote una y otra vez. A veces las cosas toman su camino por sí solas. A veces tienes que salir tú a buscarlas. La vida se trata de tomar acciones. Y sobretodo, decisiones. No puedes dejarlo todo al azar, al destino, o a esa fuerza sobrenatural en la que crees. No puedes culpar a ninguno de ellos porque creías "merecer" algo que no pasó. O porque te pasó algo que "no merecías". Las cosas pasan. Y las decepciones van a llegar por sí solas. De ti depende cómo lo tomes. De ti depende si te dejas derrotar o si levantas la cabeza y sigues adelante. Sólo tienes una vida. Así que debes aprender a vivir cada día como si realmente fuera el último. Porque no sabes cuándo lo será de verdad. Debes darles todo de ti a las personas que quieres. Así sean amigos, familia o tu pareja. Quítate de una vez todos esos estúpidos miedos de salir lastimado o de no ser correspondido. Nada te deja más que saber que eres capaz de entregarte y de amar incondicionalmente a otro ser. Nada te satisface más que terminar el día sabiendo que a lo largo de esas 24 horas hiciste a otra persona feliz o que dejaste el mundo como un mejor lugar. Y no estoy hablando de hacer cosas extraordinarias. Para sacarle una sonrisa a alguien lo único que necesitas es un pequeño detalle o un cumplido sincero. Cuántas veces has pensado algo positivo de alguien y decides guardártelo por miedo a que piense mal de ti, porque no tienen tanta confianza, porque es un completo desconocido. Pero no es así. El cumplido más sencillo puede cambiar por completo el día de alguien y darte a ti mucho más de lo que piensas. Darle ese peluche que lleva años tirado en tu cuarto a un niño, puede significar todo para él y hacerte más feliz de lo que crees. Recoger esa basura que ves en la calle y tirarla en donde corresponde, puede ayudar al planeta en el que vives y por ende, ayudarte a ti. Tus actos no tienen que ser los más grandes para que hagan la diferencia. "Algo" siempre va a ser mejor que "nada". Y a veces las acciones pequeñas, pero consistentes, pueden ser igual o hasta más gratificantes que las grandes. Aprende a invertir tu tiempo en personas y en cosas que realmente te aportan. Sólo tienes una vida. No la desperdicies en cosas superficiales, en conversaciones sin sentido, en personas con las que no vas a ningún lado. No te quedes en los lugares donde no floreces, en donde no puedes ser la mejor versión de ti, en donde estás más mal que bien. Aléjate de todo lo tóxico. Aléjate de todo eso que te hace sentir triste, enojado, frustrado, que no eres suficiente. Hay tantas razones para ser feliz. Tantas. Y a veces parece que te gusta estar mal, que te gusta estar sufriendo y batallando sin recibir nada a cambio. Si alguien no se siente afortunado de estar en tu vida, que se vaya, que deje el espacio libre para quien sí. Si alguien te hace sentir que eres difícil de tratar o difícil de querer, entonces esa persona no merece ni siquiera intentarlo. Si algo te cuesta trabajo es porque no es para ti, porque lo estás haciendo mal o porque en el fondo no tienes ninguna intención de que pase. La vida debería ser fácil. El amor debería ser fácil. Las relaciones, de cualquier tipo, deberían ser fáciles. No te desgastes. No desperdicies tu potencial en lugares, cosas o personas que no son capaces de ver todo lo que eres. No hagas cosas que no quieres hacer, por simple presión social o porque sientes que "te toca". No digas "sí" o "tal vez" cuando realmente quieres decir "no". No le debes nada a nadie. No importa la situación en la que te encuentres. Y sobretodo, no soportes cosas que no tienes que soportar. Que alguien tenga tu sangre no le da el derecho de tratarte como si no valieras nada. Que alguien sea mayor que tú no le da el derecho de faltarte al respeto. Que alguien haya estado durante mucho tiempo en tu vida no le da el derecho de sentirse incondicional. Nada ni nadie es indispensable. No tengas miedo de sacar de tu vida todo eso que no te aporta nada. Y no te conformes. No pienses que nunca encontrarás algo parecido. Porque aunque no lo creas, lo diferente puede llegar a ser mejor. No seas mediocre. No estudies una carrera que no te llena. No trabajes en una empresa donde no puedes explotar tu potencial. No vayas a lugares donde sientes que no encajas. No tengas una relación que te hace sentir más solo que cuando estabas soltero. No tengas amistades que no se enorgullecen de tus logros. No te conformes con estar bien, cuando sabes que podrías estar mejor. Y es que, todo se ha vuelto tan superficial. Te importa demasiado lo que piensa la gente. Y así se te van los sueños, las metas, la vida. Le tienes tanto miedo al "qué dirán", que al final no haces nada de lo que quieres. Le tienes tanto miedo a ser lo que realmente eres, que terminas desconociéndote a ti mismo. Y todo eso, ¿para qué? Para encajar en una sociedad que está hecha una mierda. Para ir a los mismos lugares y convivir con la misma gente. Para hacer y decir lo mismo de siempre. Todo falso. Todo vacío. Todo perfectamente controlado. Si sólo fueras consciente de que vida sólo hay una. Si sólo fueras consciente de que no tienes un mañana asegurado. Creo que sólo así aprenderías a dejarte de todas esas pendejadas superficiales. De todas esas ideas vacías. Y entonces empezarías a querer sin medida y a entregarte sin miedo. A dar todo de ti, en cada aspecto de tu vida. A decir absolutamente todo. Todo lo que piensas, todo lo que sientes, todo lo que crees. Sin importarte quién esté escuchando. A estar con quien realmente quieres estar. A dedicarle más tiempo a esas cosas que te hacen sentir vivo. A ser quién en verdad eres. Así estés solo o completamente rodeado de gente. A dejar de preguntar y pedir permiso u opiniones. A tomar decisiones, basándote en lo que quieres y en lo que te hace feliz. Porque al final del día sólo tienes una vida. Y sólo tú decides cómo vivirla.
m.f. // Sólo tienes una vida