viernes, 18 de agosto de 2017

A destiempo

Primer día de Kinder. Tenían 4. Él pensaba que las niñas eran tontas y ella que los niños eran asquerosos. Él le dijo tonta y ella lloró. Sin saber por qué.
Tercero de primaria. Tenían 9. Sus hermanos eran amigos y ellos también. Se sentaban juntos en recreo, un día él le echó su juguito en toda la cara y ella lloró. Sin saber por qué.
Sexto de primaria. Sus mamás eran muy cercanas y ellos fingían que no se conocían. Él era capitán del equipo de fútbol. Ella tenía brackets. Él tuvo su primera novia y ella lloró. Sin saber por qué.
Segundo de secundaria. Se hicieron amigos otra vez y pasaban todos los sábados viendo películas y riendo. Ella le dijo que era su mejor amigo. Él le dijo que era su hermanita y ella lloró. Sin saber por qué.
Primero de preparatoria. La escuela organizó un baile y ninguno de los dos tenía pareja. Decidieron ir juntos, insistiendo que era sólo como amigos. Él se fue temprano porque se sentía mal y ella terminó bailando con alguien más. Cuando llegó a su casa, lloró. Sin saber por qué.
Segundo de preparatoria. Él la llevaba a la escuela todas las mañanas. Se detenían a desayunar cada miércoles, y esa era su parte favorita de la semana. Una mañana, él pagó toda la cuenta y dijo que era una cita. Más tarde ese mismo día, se  besaron por primera vez. Ella estaba demasiado feliz y lloró. Sin saber por qué.
El último año ha llegado a su fin. Cuando llegue septiembre, estarán viviendo en diferentes lugares del mundo. A él lo aceptaron en una de las mejores universidades, claro, con una beca deportiva. Y ella estudiará en la universidad de sus sueños. En una tarde lluviosa lo platicaron y acordaron seguir cada quien con su camino. Los dos lloraron. Y los dos supieron por qué.

— m.f. // Fragmento de un libro que tal vez escriba #10
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