lunes, 15 de enero de 2018

Fuera de lugar

A veces conoces a una persona demasiado tarde y te das cuenta que darías cualquier cosa por regresar el tiempo. Por decirle todo lo que sientes sin estar fuera de lugar. Por quererla en una época en la que todo sería más fácil.
Hay historias que terminan incluso antes de comenzar, que por una u otra razón no se pueden hacer realidad. Tal vez cuando la viste por primera vez, ella ya iba de la mano de alguien más. O al enamorarte perdidamente de ella, te enteraste que en unos cuantos días se iría al otro lado del mundo. 
No lo sé, existen tantas variaciones y cada una de ellas es tan frustrante. Es como si fuera un mal chiste de Dios, del Universo, de la vida... ponerte enfrente a la persona indicada para ti, en el momento menos oportuno. 
Pero creo que la peor tortura de todas, es el preguntarte qué hubiera pasado. Qué hubiera pasado si la hubieras conocido antes. Qué hubiera pasado si hubieran coincidido en el mismo lugar y a la misma hora. Qué hubiera pasado si hubieras mandado ese mensaje. 
A lo mejor todo sería diferente... tal vez todo seguiría igual. Por eso es una tortura, porque jamás sabrás qué hubiera sucedido realmente. Son de esas preguntas que simplemente no tienen respuesta, por más que le des un millón de vueltas. 
Creo que lo único que queda por hacer es esperar que todo se alinee a tu favor. Y si realmente ella es la persona indicada para ti, el destino se encargará de juntarlos tarde o temprano... tal vez mañana, en cinco meses o en diez años. Si algo está destinado a pasar, pasará. Y si no, un día despertarás y ni siquiera recordarás el color de sus ojos.


— m.f. // Fuera de lugar

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